Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. Cien años de soledad, G. García Márquez

Comarca Kuna Yala, contrastes globalizados

Echando un ojo a la abundante literatura turística existente de Panamá uno recibe diferentes sugerencias que le invitan a visitar y conocer los indígenas Dulenga, conocidos por Kunas, situados a lo largo de una estrecha franja de tierra en la costa atlántica de aproximadamente trescientos kilómetros, mas todas sus islas coralinas, se dice que se cuentan 365, una para cada día, explicaban los continentales infiltrados, la comarca limita al sureste con Colombia y a noreste con la provincia de Colón, desde Ciudad de Panamá hay diversas formas de realizar la visita, las más comunes serian por aire, donde puedes llegar a zonas cercanas a Colombia, o por tierra a las zonas más próximas y limítrofes con la provincia de Colón donde se encuentra el golfo de San Blas, esta fue la forma que elegí para conocer una parte de la extensa y bella comarca, un recorrido de algo más de cuatro horas que inicias en el alquitrán y acabas cruzando ríos y patinando entre senderos de barro y lodo, penetrando en la tupida selva tropical panameña hasta llegar al punto de conexión del cayuco, que trae como accesorio de serie, garrafa partida en dos para que cualquier tripulante voluntario pueda sacar el agua que constantemente entra, ya sea por la popa o se filtra entre su costillar, digámoslo simple, cayuco con más de medio palmo de agua dentro para mantenerte los pies bien fresquitos durante los cuatro días que durara la epopeya, el mencionado transporte te lleva al sector Cartí donde se encuentra entre otras la isla Ukuptupu y las cabañas del mismo nombre, sería injusto conmigo mismo si no dejara constancia de lo que se podría denominar vivencia bajo mínimos, uno que alguna experiencia tiene en viajes, sabe que no se debe esperar grandes comodidades cuando recorres zonas indígenas, nativas y vírgenes, pero al contrario siempre se encuentras con un alto grado de higiene, protección de los mosquitos (estamos hablando de zonas de riesgo de malaria) limpieza, y cuidado con el medio ambiente, y especialmente gentes amables contentas de recibirte en sus humildes guaridas y de generar intercambio de vivencias y colaboraciones personales, pues parece ser, por lo menos en la parte que yo conocí, que todo ello brilla por su ausencia, dormir en lo que algún día fue un colchón, hoy completamente destrozado y mugriento, cabañas abiertas a la jungla animal, baños de palangana de agua de lluvia recogida en bidones, platos de comida llenos de arroz, no pidas un pan adicional en el desayuno porque no te lo dan, pasajeros al agua por embarcadero que se desploma y todo ello a razón de 60 verdes diarios pagados en el lugar y a la matriarca. Ser indígena ya no es garantía de mantenerse protegido de la globalización y el aprovechamiento irracional, la respuesta a todo ello quizás la podemos encontrar en las grandes antenas parabólicas sustentadas en sus techos de palma, como ocurre el lo que parece ser un mundo de primera, la caja tonta nos domina, nos hace perder nuestra dirección y sentido para el mantenimiento de nuestras raíces fundamentales; En que se convertirá el orgullo kuna influenciado por el sarcasmo consumista?, no nos achiquemos, que todo es aventura y siempre trae compensación, si bien, no puedes evitar reflexionar aun sea en el baño matinal de aguas cristalinas con arenas blancas y palmas cocoteras de la isla Perro y Pelicano, o aun mejor en el reflejo de las tímidas sonrisas de los niños kunas, ya de regreso en panamá, me preparo para recorrer parte de la selva del Darién, frontera natural con Colombia, veremos que nos depara . . .


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México

Belize

Guatemala

Honduras

Nicaragua

Costa Rica

Panama

Adéu Panamà, sultana de dues mars

Tocumen 29.09.08, Paso Canoas 07.12.08

David, Chiriquí, apenas 50 km de panamericana para llegar a Paso Canoas, la frontera con Costa Rica, cuatro mil km panameños recorridos, llego la hora de la despedida y cierre de la magnífica etapa panameña.

Despedirse de un amigo no es fácil, pretender hacerlo escribiendo y dedicándolo aquellas personas que de la nada durante estos dos meses me han ofrecido desinteresadamente de su saber, de su sentir, de su calidez y también de su paciencia. . . siento que es más difícil, estampar esta tinta que la ya impresa de los diferentes artículos de mis vivencias panameñas, describir vivencias es como poner la moviola y no lleva la dificultad que aporta describir emociones y sentires personales. Permitirme pues, que me despida dejando constancia escrita de vuestros nombres, muchas gracias.

Melida de forma vital, nutricionista y mucho más que guardare con cariño entre nosotros. Esdelina de panamá tours, guía turística y ahora amiga capitalina. Jorge del hotel centroamericano, gerente y buen panameño, agradecí tus sabios consejos. Susana de Colón, me brindaste todo tu tiempo un día entero recorriendo tu ciudad. Karina, gracias por llevarme a descubrir kuna Yala. Pepe de Salamanca, de profesión ronero propietario de la licorería en av argentina. Stefanny, rápida y buena enfermera cuando me abrí la cabeza en Kuna, estudiante de turismo, se qué esperas leer que te escribo, un dulce y sosegado beso para ti. Nunca supe cómo te llamabas, pedias un balboa para la comida en un perfecto ingles, falleciste una madrugada en la acera del hotel dijeron que de enfermedad, Descanse en Paz. Manuel Rivas conocido como Arcindo, nunca olvidare la hazaña de cazar el perico, creo que tampoco a tu sobrina, flor de la selva, Zaida, en mi ciudad zaida es una conocida joyería. Iluschka, como decía la canción, tremendísima mulata de cien libras de peso, cual fueren las palabras que te dedicara seria desmerecerte, se feliz.

Empecé escribiendo Panamá recibido y saludado, continúe Entre arrabales balbotescos, me sane en Traspiés tropicales y encuentros casuales, me tosté en Comarca Kuna Yala, contrastes globalizados, disfrute las Cuarenta y tantas noches en tu corazón permíteme un hasta siempre, Ciudad de Panamá, me erice en Darién, espectáculo sin igual y les dejo con los Estragos de la naturaleza en Chiriquí y Bocas del Toro

Un fuerte abrazo. Dejen que siempre les lleve. Jordi